De todos es sabido que el mundo
del Trabajo Social es muy amplio, pero también es verdad que estamos metiéndonos,
yo creo que estamos hasta el cuello, en la vorágine de burocracia en la que
estás más tiempo registrando las historias que viviéndolas.
En esta amplitud del Trabajo
Social, hay algo que para mí es mágico: EL TRABAJO SOCIAL DE GRUPOS. Y de esto
os voy a hablar hoy, nada científico, ni nada nuevo, solo mi experiencia.
No voy a dar muchos datos por
respeto al grupo pero me cambió la vida esas cinco semanas que estuve
interviniendo en un espacio que yo ni mucho menos dominaba.
Os pongo en situación, una ciudad
grande, un barrio de esos que le llaman “barriada”, del que no sueles pasar por
la noche, o caminar sola, no hay buenos comercios, ni es sitio de paso. Un
lugar soterrado donde la miseria es la única compañía de aquellos que tienen
los sueños a la espera en cualquier esquina sin llegar nunca a ella.
Y yo, que hasta hace poco estaba plácidamente
sentada sobre el colchón de atender a esas familias normalizadas que les había tocado
vivir el Alzheimer, me vi de pronto en un lugar desconocido y con un grupo
amplio de personas que tenían la idea de que otra “asistenta social” le iba a
contar como se vive una vida y se busca uno un trabajo desde la cima de la
pirámide.
Porque llevan razón, estoy en un
lugar de la montaña mucho más alto que ellos, y con esa perspectiva di mi
primera charla. Conocedora yo de mi capacidad de motivar y de comunicar con las
personas fue una autentica decepción ver esas caras de ¿Qué me estas contando? ¿Qué
es un CV? ¿Qué es infojob? ¿Qué es tener un trabajo con el que te sientes
realizada?
Nada, mi comunicación tan
necesaria y útil en otros ámbitos, en este no funcionaba. Me sentí frustrada. Tenía
ante mí un muro que me separaba, el grupo no lo controlaba y lo daba por
perdido.
Pero como ya sabéis, soy una
lectora voraz, yo vivo para leer y no sabría hacerlo de otra manera. Los libros
me han salvado de mucho, me hacen soñar, viajar, conocer gente… así que pensé
en llevar una de las poetas que más me gustan Amalia Bautista. Yo pensé que
como ellos no me escuchaban al menos hacia algo que me gustaba más… y funcionó.
Por eso hoy os hablo del libro terapéutico,
el que usé durante toda mi intervención en ese barrio de sueños por cumplir.
Alguien cercano a mí me recomendó que lo leyese porque eran micro relatos.
Cuando yo lo leí quedé muy sorprendida por las siguientes razones:
1. Se lee muy rápido y ágil.
2. Cuenta historias normales, de
personas normales, que sufren o no.
3. Los sentimientos sobresalen
con palabras simples, sencillas, de esas que todo utilizamos, pero que en el
fondo tiene magia y te dejan ese regusto del pensamiento de más allá de lo que
es evidente.
Fue perfecto para mi grupo.
Comencé leyendo relatos de forma aleatoria y ellos fueron metiéndose en las historias:
¿De quién habla la historia? ¿Qué
paso después con la protagonista?... Estas eran sus preguntas. Les piqué con
ello la curiosidad, nadie se preguntaba que hacíamos allí, ellos creían que no había
un objetivo pero yo lo tenía claro: mostrarle que la vida a veces es dura, otras
mejora, afloran los sentimientos, se ríe y se llora. Que todos somos iguales. Pero
que ante todo, y con las circunstancias que tenemos, debemos y tenemos la
obligación de salir de nuestra zona de confort, de nuestra vida.
Evolucionaron tanto que yo
ansiaba cada lunes volver a ver las caras de pasión de cada persona. Empecé con
lo más fácil y poco a poco me fui metiendo en vereda, se realizó hasta un
listado con sus textos favoritos. Comenzamos hablando de otros, de los
protagonistas del libro para terminar hablando de nosotros mismos. Si, yo me
uní a ellos, siendo consciente de que yo era la que llevaba el peso que ellos
me vieran como a una igual hizo que me bajaran de la cima, y entonces si,
entonces me escucharon de hacer CV, de buscar trabajo, de empoderarse, de creerse
capaces, de ser protagonistas de su propia historia.
Tuve que dejar este trabajo
porque como ya muchos sabéis el hecho de que me llamaran en el Ayto de Alcalá
fue increíble y lo estoy disfrutando muchísimo.
Me despedí del grupo. Me costó, y
a ellos le prometí que aunque no fueran los protagonistas de un libro yo los
iba a nombrar aquí. Evidentemente escribiendo no le llego a la altura de los
zapatos a la autora del libro, pero aquí va mi reseña y mi historia.
El libro es Anónimos Infinitos de
la periodista Marina Bernal, como os he adelantado son una serie de relatos
cortos basado en historias reales que la autora ha ido colgando en sus redes
sociales hasta que los ha recopilado… No voy a insistir más por debéis comprar
el libro ya, para uso terapéutico o personal, pero merece mucho la pena.
Usar un libro en intervenciones
de trabajo social de grupo, según me comentaron después, nadie lo había hecho.
Puede que se crea que no van a entender determinados textos pero hay un libro
para cada persona.
Este libro es terapéutico, a
ellos le hicieron soñar con otra vida mejor, con un rayo de luz, con un espejo
donde mirar y verse reflejado. A mí el grupo y el libro me enseñaron a ser
mucho más agradecida con la vida. Ser consciente de que tenemos todo aquello
que muchos ansían.
Tanto sacrificio y tantas ganas
de vivir no podía caer en el olvido. Mi homenaje a ellos y a Marina, a la que
tuve la oportunidad de agradecer y recibir su gratitud en forma de palabras.
La vida sigue…
Dedicados a mis particulares anónimos infinitos y agradeciendo enormemente su implicación en este proyecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario